Este domingo 29
de marzo adelantaremos en Alemania y Francia nuestros relojes una hora para
cambiarnos al horario de verano. Como en Colombia hace 23 años, el interés de
esto es economizar energía eléctrica. Pero en Colombia
hay una pequeña historia detrás de este cambio de hora, la famosa “hora Gaviria”,
y se las voy a contar :)
Resulta que Colombia es un país que se sitúa justo en la línea del ecuador y por esto nuestros días y nuestras noches tienden a tener la misma duración con un cambio ligero en algunos meses del año. Por consiguiente, no es realmente necesario tener una hora de verano porque la diferencia entre el día y la noche no es abismal como sucede aquí en Europa en época estival. A principios de los 90, vivimos en Colombia una crisis de energía eléctrica debido a la sequía a causa del fenómeno del niño. Esto trajo consigo un período de casi un año en el que hubo racionamientos de energía eléctrica. A un ministro del entonces presidente de Colombia César Gaviria, un tal Juan Manuel Santos, se le ocurrió la idea de adelantar el reloj una hora para que los colombianos tuviéramos un poco mas de luz y así racionar la energía eléctrica.
Resulta que Colombia es un país que se sitúa justo en la línea del ecuador y por esto nuestros días y nuestras noches tienden a tener la misma duración con un cambio ligero en algunos meses del año. Por consiguiente, no es realmente necesario tener una hora de verano porque la diferencia entre el día y la noche no es abismal como sucede aquí en Europa en época estival. A principios de los 90, vivimos en Colombia una crisis de energía eléctrica debido a la sequía a causa del fenómeno del niño. Esto trajo consigo un período de casi un año en el que hubo racionamientos de energía eléctrica. A un ministro del entonces presidente de Colombia César Gaviria, un tal Juan Manuel Santos, se le ocurrió la idea de adelantar el reloj una hora para que los colombianos tuviéramos un poco mas de luz y así racionar la energía eléctrica.
Recuerdo haber intentado
estar despierta esa noche para cambiar la hora pero fue en vano. También recuerdo
a más de uno despistado llegando tarde y a todo el mundo apurado adelantado los
relojes porque en esa época no había Smartphones o dispositivos que lo hicieran
automáticamente. Y las bromas de la gente sobre que los gallos cantarían más
tarde, en fin, todo lo popular que en Colombia puede ser este tema, tan normal aquí
en Europa.
Yo nunca me pude
habituar a esa hora, sentía que siempre me levantaba muyyyyyy temprano y sí
que me levantaba temprano porque el colegio empezaba a las 6 de la mañana, así
que hagan cuentas. Cuando a las monjas se les ocurrió comenzar la jornada
escolar una hora más tarde, al presidente Gaviria se le dio por volver a la
hora de siempre 9 meses después porque ya habíamos superado el desabastecimiento
de energía eléctrica.
Y bueno, desde
que llegué aquí a Europa, he vivido de nuevo este cambio de horario, tanto el
de verano como el de invierno. El cambio de hora de verano es difícil porque
tenemos que levantarnos más temprano y cuando tienes niños, ves cómo les cuesta
un poco adaptarse a él. Lo positivo es que los días se hacen largos y tendemos
a hacer más cosas y a estar más activos. La hora de invierno trae consigo el
que durmamos una hora más pero ese mismo día, la noche cae súper temprano y sientes
la llegada del oscuro invierno.
Para esta
entrada, no traigo solamente esta anécdota colombiana que recuerdo con
nostalgia cada vez que cambiamos de hora. Se me ocurrió hacer un reloj antiguo en
fondant, con paso a paso, para decorar una torta o un cupcake. Creo que quedaría
perfecto para una fiesta de “Alicia en el país de las maravillas”, un tema que
ya mi hija tiene en su lista para algún cumpleaños.
Reloj de bolsillo vintage
-Dos cortadores
redondos, uno grande y uno mediano
-Fondant amarillo
y blanco
-Un rodillo
-Pinceles
-Pegamento comestible
o agua
-Un cortador redondo
pequeño y otro en forma de flor
-Polvo dorado
comestible y un poco de vodka
-Una esteca para
fondant o un palillo
-Marcador negro
de tinta alimenticia
1. Extendemos con un rodillo el
fondant blanco y con un cortador redondo hacemos un círculo que será el
cuadrante del reloj.
2. Con el fondant amarillo hacemos un círculo del mismo tamaño que el blanco. Tomamos un cortador redondo mediano para hacer una especie de marco que será el bisel del reloj. El mío tiene ondas pero pueden usar uno liso.
3. Pegamos con un poco de agua o pegante el marco amarillo encima del círculo blanco para formar el cuerpo del reloj. Guardamos lo que queda de fondant para el siguiente paso.
2. Con el fondant amarillo hacemos un círculo del mismo tamaño que el blanco. Tomamos un cortador redondo mediano para hacer una especie de marco que será el bisel del reloj. El mío tiene ondas pero pueden usar uno liso.
3. Pegamos con un poco de agua o pegante el marco amarillo encima del círculo blanco para formar el cuerpo del reloj. Guardamos lo que queda de fondant para el siguiente paso.
4. Modelamos tres
bolitas con fondant amarillo para hacer la base donde irá la corona del reloj.
5. Con el cortador redondo pequeño hacemos un círculo y con el cortador de flor hacemos una especie de hueco en el círculo para formar un anillo. Lo fijamos al cuerpo del reloj con un pedacito de espagueti seco y un poco de agua.
5. Con el cortador redondo pequeño hacemos un círculo y con el cortador de flor hacemos una especie de hueco en el círculo para formar un anillo. Lo fijamos al cuerpo del reloj con un pedacito de espagueti seco y un poco de agua.
6. Mezclamos el polvo dorado alimenticio con un poco de vodka y pintamos con un pincel para darle un toque brillante a nuestro reloj.
7. Terminamos dibujando los números y las manecillas con un marcador comestible para que nuestro reloj quede listo.
Y chan chan …
Como les dije, lindo para una torta del Sombrerero loco de Alicia o también para el fin de año.
Los imprimibles de las flechas los pueden descargar gratuitamente en el blog de "Hand made home" y la plantilla del sombrerito en "Don't eat the paste". Y para aquellos nostálgicos de los sucesos que ocurrieron en nuestro país hace veinte años, les dejo el artículo del "El tiempo" sobre cómo vivimos los colombianos esa “Hora Gaviria”.